miércoles, 6 de agosto de 2008

Caacupé

No tenía pensado escribir tan pronto pero teniendo en cuenta los acontecimientos tengo el suficiente tiempo para sentarme en un ciber de Caacupé y contaros unas cosillas.

Antes de nada deciros que ayer me despedí de Resistencia. Ayer por la noche celebramos en el hogar de chicas el cumpleaños de Sergio, uno de los tres voluntarios que están este mes allá. Me vino muy bien porque me pude despedir de todos ya que Sergio invitó a todos los chicos de los dos hogares, así como a los cuidadores.

Para la ocasión me ofrecí a cocinar unos espaguettis carbonara. Al principio no lo pensé mucho pero a medida que pasaba el tiempo iba pensando que nunca había cocinado para 40 personas y que no sabía si el tema de las cantidades iba a hacer que estropeara todo. Finalmente todo salió perfectamente y parece ser que les gustó. Os muestro un par de fotos del evento, una de ellas con los tres voluntarios, Sergio, Marta y Sagrario, de izquierda a derecha.

Pasamos una noche muy buena y en ella pude despedirme de todos los chicos. Han sido éstos unos días muy buenos, en los que he vivido cosas nuevas y en las que he aprendido mucho. Uno de los puntos negativos de mi viaje es que no paro de despedirme, y algunas veces cuesta.

A eso de las 11 y cuarto de la noche tuve que despedirme y con un remis (taxi ilegal más barato que los oficiales) dirigirme a la terminal de omnibus para coger mi bus que me ha traido a Paraguay.
A las 4:30 de la mañana nos bajaron del autobus para pasar por aduana en Paraguay. Todo bien. Parece ser que estoy limpio también en Paraguay porque pude entrar sin problemas. A eso de las 5 de la mañana, ya hora paraguaya (tienen una menos que en Argentina), llegué a Asunción. Afortunadamente todo fue bien por allí ya que nada más llegar pude cambiar plata (dinero) en la terminal y conseguir los guaraníes (moneda paraguaya) necesarios para la semanita que pasaré por acá. En cuanto cambié me dirigí a la plataforma inferior y agarré un colectivo sencillamente bochornoso que tras una hora y media de viaje me dejó donde me encuentro en este momento, Caacupé. Nunca viajé en un colectivo tan viajo, que se desmontaba y temblaba muchísimo, que iba a más de cien por las calles de Asunción, y que cuando cogía un bache (había a miles) nos hacía pegar un bote de la leche. Rozaba el techo con el tupe.



Os comento por qué decidí pasarme por aquí. En principio nada se me ha perdido a mi en Caacupé pero hay que tener en cuenta que la parroquia de la villa donde he hecho el voluntariado estos dos años es la parroquia de Caacupé. La villa 21 es una villa de paraguayos. Cuando el padre Pepe llegó allí hace diez años aquello era una tierra de nadie. El barrio era un lugar muy peligroso y poco cohesionado. Tuvo la idea de llamar a la parroquia con el nombre de Caacupé, en honor a la patrona de los paraguayos. Así pues, cogió un autobus, lo llenó de villeros y se vino acá a por una imagen de la virgen bendecida. A partir de ahí se limitó a estructurar y cohesionar el barrio y ahí están los resultados obtenidos.

Son muchas las veces que los paraguayos con los que hablé en la villa me hablaban de este lugar y les emocionaba mucho. De esta forma decidí que, ya que estaba a poca distancia de Asunción me pasaría unas horas aunque fuera. Y aquí estoy.
He llegado aquí tempranísimo, a las 6 y media de la mañana. Así que ya me he recorrido todo el pueblo, he visitado la basílica (fotos que veis) y he desayunado. El siguiente paso es buscar el autobus que me lleve a Ciudad del Este. En esa ruta está Katueté. Me quedan unas seis horas de viaje. Ya os contaré a mi llegada.