jueves, 16 de julio de 2009

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!! (Parte 2)

Bueno, familia, ya me encuentro en condiciones de contaros unas de las experiencias más bonitas de mi vida. En el plano personal, en lo de reto que suponía para mí, y por el hecho de cumplir con algo que siempre quise hacer. Ahora, una vez hecho, a pensar en otras cosas.
Como ya os dije antes de empezar estaba bastante nervioso porque mucho era lo que había escuchado sobre lo duro que es, y verdaderamente lo es. Pero merece la pena de todas todas. Te sientes tan pequeño entre esas montañas que son las más grandes y bonitas que he visto nunca. Tened en cuenta que la cordillera de los Andes, acá por Perú, sube sobre el altiplano que por aquí se encuentra ya a unos 2000 metros. Por eso asombra ver cómo surgen montañas que son auténticas paredes verticales, algunas de ellas de 1500 metros. Pero es que surgen del suelo plano y se elevan impresionantemente. Y eso te deja pasmado. Además es que no es una o dos, son muchísimas.

La experiencia empezó el pasado domingo a las 6 e la mañana para mí. Me vinieron a buscar en un monoplaza y allí nos reunimos los cinco que íbamos a formar el grupo, que dicho sea de paso me ha sorprendido. Ellos han ayudado a que esta experiencia sea aún más importante para mí. Lo gracioso del tema es que en este vehículo que daba para nueve personas viajamos catorce. Nosotros, el conductor y el resto eran los porteadores que iban a llevar el material de los otros integrantes (que lo contrataron) y todo lo necesario para montar los distintos campamentos en los próximos días. El material era principalmente, las tiendas de campaña, una más grande para que sirviera de cocina y comedor y toda la comida necesaria para cuatro días (desayuno, almuerzo, merienda y cena). La verdad es que la labor de los porteadores era increíble, recorrían el mismo camino que nosotros y además cargados como mulas. Lo que tiene que hacer la gente para poder comer decentemente. Todos los porteadores eran Quechuas que vivían en el campo, cerca de la ciudad de Cuzco, y que se sacaban un dinerito extra para poder vivir, ya que la mayoría tiene un pequeño terrenito y practican una economía de subsistencia. Ya os mostraré alguna foto de ellos más adelante.

Pues nada, después de un viaje de unas dos horas llegamos a Ollataytambo, que es el comienzo del Camino Inca, aunque el original, evidentemente venía de la ciudad de Cuzco. La primera foto que aparece es la de nuestro grupo delante del cartel que marca el comienzo. Como veis en la foto estamos de derecha a izquierda, Sizca y Burt que es el matrimonio belga del que os hablé, Mary y Katie que son madre e hija y yo. Mary es profesora de español en Londres y sabe español perfectamente, y Katie estuvo unos meses en Salamanca con una beca y se defiende más o menos en español. Ella y yo quedamos rápidamente en que ella me hablaría en español y yo a ella en inglés. Por ahí comenzó mi pérdida de vergüenza de la que os hablaba en mi entrada anterior.
Sizca y Burt hablaban Flamish (creo que se escribe así), lengua de Bélgica y que no se entiende una leche, pero dominaban bien el inglés. Así que el grupo hablaría fundamentalmente el inglés y yo si quería que se notara mi presencia o me ponía las pilas o estaba muerto antes de empezar. Por último deciros que el guía del grupo se llamaba José Luis y era peruano, aunque evidentemente hablaba inglés a la perfección.
La segunda foto que os muestro es la imagen de comienzo del camino, por lo que la cosa ya prometía. Como iréis viendo en las fotos el día estaba nublado, por lo que no hay demasiada luz en las fotos. De vez en cuando salía el sol y se podían hacer mejores fotos.

Para empezar deciros que el camino inca, además de comunicar estas dos ciudades, Cuzco y Machu Pichu por razones comerciales, también lo era por razones religiosas, ya que Machu Pichu es la ciudad sagrada de los incas y ellos peregrinaban a ella, como nosotros podemos hacer con el Camino de Santiago (suerte Elenita). La mayoría de los restos incas que vamos a ir encontrando en el camino son de familias importantes que pertenecían a la élite del imperio y que tenían casas y vivían en la ruta. También esto constituye un extra en el camino además de la propia naturaleza. Ir viendo estos restos e ir conociendo a una civilización que dominó esta parte de Sudamérica durante unos 250 años aproximadamente, hasta la llegada de los españoles que arrasamos.

El camino durante ese primer día fue muy bonito, subíamos relativamente poco, sólo unos 300 metros de desnivel, lo cual no es demasiado teniendo en cuenta el segundo y tercer día que nos esperaba que pintaba negro. La verdad que un primer día así vino bien para que empezara el rodaje de piernas, y nos aclimatáramos a la altura, y sobre todo para que empezáramos a ver que el paisaje era de extrema belleza (no pretendo ser empalagoso pero es que es la ruta de montaña más bonita y de condiciones más extrema que he hecho en mi vida).
Como veis en la foto iba en mangas cortas porque no hacía demasiado frio, sobre todo durante el día, la noche si refrescaba más y se notaba en las tiendas de campaña. Este día también sirvió para que el grupo se fuera conociendo y creando un verdadero ambiente de grupo. Ya también cada uno iba imponiendo su ritmo a la hora de andar, ya que andar todos juntos y llevar el ritmo de otro te puede quemar y más en un lugar así en el que hay que subir y bajar mucho. El guía se quedaba con Mary que iba más lenta. Esta mujer tenía unos 58 años y le echó valentía al venirse a esto. Lo hizo muy bien durante el camino y sólo tuvo un bajón el tercer día, ya a causa del cansancio, y que provocó que llegara al campamento de noche y haciendo uso de la linterna.

La última foto de este primer día es de la vista que había desde mi tienda en el campamento. Una verdadera delicia. La montaña que veis al fondo con nieve está a unos 5000 metros de altura. Nosotros en el campamento estábamos a unos 2700. Imaginarse el desnivel que salvaba. La noche tranquila, yo sólo en mi tienda (por última vez) y pensando en lo que se avecinaba al día siguiente. Mucho tiempo para pensar.
El segundo día empezó con una mala noticia. Burt, el marido de Sizca, estaba malo con diarrea y vómitos y no estaba en condiciones de afrontar un día tan duro como el que planteaba. Así que no tuvo más remedio que volverse a Cuzco y dar por finalizada su aventura en el camino inca. Al principio Sizca se lo tomo bastante mal porque ella seguía sola y además estaban celebrando su primer aniversario de boda en este viaje. Chunga la cosa.

Así pues el grupo se redujo a cuatro, un macho (yo por si alguien lo duda) y tres hembras. Lo que dejaba al grupo en una proporción hombre-mujer que en principio me estimula, no nos vamos a engañar a estas alturas. A partir de ese momento se reagruparon las tiendas y Sizca y yo pasamos a dormir juntos en la misma tienda (tranquilos/as que es una mujer casada, mal pensados).

Pasado este contratiempo inicial comenzamos a andar con cierto ritmo pero teniendo en cuenta que en esta jornada subiríamos un desnivel de 1500 metros, hasta llegar a los 4200 metros, que era la cota máxima del camino. La ruta era en continua subida, además el camino, ya a partir de este día está configurado en forma de escalera. Así lo hicieron los antiguos incas, y la verdad es que eso revienta a lo bestia. Eso sí los paisajes son sencillamente increíbles. Había momentos (y esto me ha pasado mil veces estos días) en los que me gustaría llevar en mi cabeza una cámara a través de la cual vierais todo lo que yo estaba viendo por mis ojos. Es que me quedo con la sensación de que lo cuento y se qu8eda cortísimo, incluso viendo las fotos. Por cierto, en esta segunda foto podéis ver a uno de los porteadores cómo subían como mulas. En esta etapa me alegré muchísimo de llevar yo mis cosas, aunque mi espalda lo sintiera.

Este segundo día también tuvimos tiempo raro, con las nubes siempre sobre nuestras cabezas. Hay que tener en cuenta que el tamaño de estas montañas hace que una vez que lleguen las nubes queden bloqueadas, con lo que se pueden pasar los días sin que se muevan, sólo de arriba a bajo del valle en el que se encuentren. Por lo que había veces que nos metíamos dentro de las nubes, chispeaba un rato y volvían a desaparecer con lo que la visibilidad aumentaba. De todas formas el tiempo no era el normal de esta época del año, porque según parece es s momento de pocas lluvias y de cielos más rasos. La verdad es que yo me alegré porque con calor esta etapa hubiera sido insufrible. Yo no paré de comer en toda la subida, el cuerpo me pedía comida y agua, y haciéndote caso Fernandillo, el tema del agua lo controlé muy bien y no tuve ningún problema. Si se notaba algo el tema de la presión y el soroche, y algunos momentos parecía que te ahogabas. Faltaba el aire. Con el tema de las pastillas y tomando hoja de coca pude combatirlo de una forma que no me condicionara demasiado la subida.

La subida al primer paso de montaña, el de los 4200 metros nos llevo unas seis horas de caminata. La foto que aparece junto a esto es cuando coronamos el paso los tres. La madre de Katie iba una hora por detrás. Nosotros tres pudimos ir bien cada uno a su ritmo, pero nos íbamos encontrando arriba. Veréis que los paisajes son preciosos.

Una vez que llegamos arriba sólo pudimos estar unos diez minutos disfrutando de las vistas, ya que subió un grupo de nubes y descargó una granizada que nos dejó a todos helados, después de sudar como sudamos en la subida. A partir de ese momento comenzamos a bajar un desnivel de 600 metros hasta el campamento donde dormiríamos esa noche. Tengo que deciros que a mitad de mañana, sobre las 12, se monta otro campamento para almorzar. Tened en cuanta que nos levantábamos a las 6 de la mañana y estábamos andando a eso de las 7 o un poco antes. En este día este campamento se montó cuando aún estábamos subiendo. En una explanada.

Lo bueno de esto es que el paisaje, a medida que subes o bajas te va cambiando. Cuando llegamos al paso y conseguimos bajar un poco, para que las nubes quedaran sobre nuestras cabezas, vimos un nuevo valle que nos llevaría al campamento. Lo chungo es que veías como ibas a bajar para empezar subiendo al día siguiente unos 400 metros de desnivel. Verdaderos muros. El hecho de subir 400 metros no es mucho, lo importante es que lo subes en una distancia de 1500 metros, con lo que el porcentaje de pendiente es brutal.

Por último, llegamos al campamento con la sensación de que la bajada nos había dejado más tocados que la subida. Allí comimos de escándalo como siempre en el camino. Es gracioso pensar cómo en estos lugares íbamos a comer tan bien, comida peruana. Sopas buenísimas que sentaban de maravilla, trucha y más cosas que no me acuerdo ni del nombre pero que estaban buenísimas. Y que venían de miedo, teniendo en cuenta el desgaste del camino.
La última foto que vemos en este segundo día corresponde a la vista que tenía desde mi tienda, bueno, ya nuestra tienda. De ensueño. Cuando lograban subir las nubes se veía al fondo otro pico nevado de más 5000 metros de altitud.

Del tercer día qué os voy a decir. Quizá sea el día, fuera de Machu Pichu, del que tenga mejores fotos. Tengo muchísimas, y algunas para enmarcar. En esta primera que os pongo se ve la bajada del valle de la izquierda que bajamos el segundo día antes del llegar al campamento que se ve abajo. Al empezar el día subimos la pared que me permitió hacer esta foto. La subida fue dura pero al ser más corta, y sobre todo venir de descansar, se pudo con ella. Además se iba notando el paso de los días y el cuerpo empezaba a responder muy bien. No sé si cargaros de fotos pero es os pondría tantas.

Antes de llegar a este segundo paso de montaña visitamos otras ruinas incas. El tercer día, se notaba que nos íbamos acercando a Machu Pichu, es en el que más ruinas se visitan. Estas son de la casa de una familia.

También nos fuimos encontrando con algunas lagunas formadas por las escorrentias que llegaban a lugares planos que no tenían salida al valle, por lo que acumulaban el agua. Esta foto puede ser un ejemplo de una de ellas.

Este tercer día tiene la particularidad que comenzamos a a descender en serio hacía Machu Pichu que se encuentra a unos 2400 metros, según nos dijeron. Al ir descendiendo el paisaje iba cambiando, por lo que dejamos de ver montañas peladas para meternos en la selva. La cantidad de nubes que se quedan atascadas aquí hace que en las partes más bajas de los valles donde el oxígeno también aumenta crezcan muchísimas especies que hacen que el camino se convierta en una verdadera belleza y una delicia andar bajo kilómetros de bosques-galerías.

Mientras tanto seguimos andando, bajando y cada vez más unidos como grupo. Ya nos conocíamos más y la verdad es que el cachondeo no faltó. Yo me harté de reír en este día y los lazos se afianzaron. Son gente fantástica a la que echaré de menos. También es lo bueno de viajar solo, que te obliga a relacionarte con la gente, porque sino la cabeza te estalla.

Una vez que íbamos descendiendo nos dirigíamos al tercer paso de montaña desde el cual podíamos ya divisar Wayna Pichu. Aunque sólo se ve por detrás. Esta es la montaña de la famosa foto de la ciudadela de Machu Pichu.

Un ejemplo de la categoría de la comida que hemos comido estos días os lo pongo en esta foto. A que entra hambre, eh??? Las comidas, tanto en el desayuno, almuerzo o cena eran de este tipo, por lo que no exagero nada. Al final del camino le dimos una propina a todos los porteadores, pero la del cocinero fue superior. Se lo merecía.

Os pongo finalmente tres fotos de este día para completarlo un poquito. Aunque sé que más de uno estará diciendo que vaya pastelón de entrada, pero recordar que este es también mi diario de abordo. Necesito contarlo para releerlo yo en el futuro.



Y por fin, MACHU PICHU. El objetivo final del viaje. Me pasó lo mismo que la segunda vez que hice el camino de Santiago. Al llevarme tanto tiempo andando, un mes, al llegar fue una sensación maravillosa. De trabajo hecho y bien hecho. Con Machu Pichú pasó algo parecido pero el subidón es bestial. Verdaderamente te das cuenta de que es un lugar sagrado. Cuando la ví por primera vez al cruzar la puerta del Sol(os juro que tengo esa imagen grabada) te quedas pasmado. Lo único que pudimos hacer, Sizca y yo que llegamos primeros, fue abrazarnos, y quedarnos una media hora esperando al resto del grupo que venía por detrás. Mirando y contemplando. No te da para otra cosa. te acuerdas de muchas cosas y, sobre todo, de mucha gente. De ti, por ejemplo. Y di gracias por tener la posibilidad de ver estas cosas tan espectaculares.
De Machu Pichu tengo un millón de fotos, pero la primera es obligada porque fue buscada. A muchos os sonará, no? Sobre todo si me seguisteis el año pasado. Buscar Iguazú.

Ese día salimos a las 4:45 de la mañana para llegar a ver aparecer al sol por la puerta del Sol. Fue increíble. Es precioso. Eso obligó a que tuviéramos que andar una horilla corta con linternas. Nada del otro mundo porque por primera vez en los cuatro días el cielo estaba totalmente limpio y la luna que estaba menguando nos ayudó algo y aportaba visibilidad. Echamos un día maravilloso aquí aunque al llegar tan temprano salimos sobre las 12 de la mañana de vuelta a Cuzco. Estuvimos seis horas disfrutando de esta maravilla y os aseguro que es poco. Machu Pichu es una ciudad, bastante grande, en la que vivía la élite del imperio inca. Era el centro, junto con Cuzco, de la vida política y espiritual de los incas.

Todavía me emociono al pensarlo, y me imagino que se me quedará grabado para siempre. Mereció la pena el camino porque llegar aquí después de hacerlo te aporta una sensación superior a la que da llegar ese mismo día en tren y autobús.
El día acabó almorzando todos juntos en Aguas Calientes, un pueblecito que se encuentra a los pies (500 metros por debajo) de Machu Pichu. Volvimos primero en tren y después en autobús hasta Cuzco.

En el día de hoy hemos quedado, dentro de un rato para almorzar todos juntos y pasar la tarde viendo Cuzco. Yo a las 10 de la noche parto hacia La Paz de nuevo. Paraguay espera.

Estaré con vosotros de nuevo saliendo de Bolivia, espero que por Santa Cruz de la Sierra. Dos días de bus me esperan por delante. Se acabó la parte turística del viaje, aunque lugares nuevos iré conociendo seguro. Muchísimos.
Besos a todos y siento el pastel.

Ahhhhhhhhhhhhhhh!!!! (Parte 1)

AAAAhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!
Qué os puedo decir!!!! Muchísimas cosas tengo que contaros. Una de las experiencias más impactantes de mi vida. Creo que ahora mismo no tengo las suficientes fuerzas para plasmar como quiero lo que han sido estos cuatro días. Y como quiero hacerlo bien, y porque la experiencia lo merece, os emplazo a dentro de unas horas, para mi mañana, en las que voy a contaros con todo lujo de detalles lo que he vivido.
En principio os digo que mi cuerpo aguantó perfectamente (estoy hecho un toro) pero que esto pasa factura y no puedo con mi cuerpo. Voy a acostarme pronto, a levantarme cuando me despierte y me vengo directamente al locutorio a contaros.
Quiero daros las gracias por vuestros comentarios porque cuando he entrado en el blog y he visto los 26 he flipado, y además gente nueva a la que echaba en falta. Muchas gracias otra vez y hasta mañana.
PD: mi inglés es la leche. Me he sorprendido hasta yo. Manteniendo conversaciones. Si es que a veces sólo hay que perder la vergüenza (a que si, dirigido a más de uno/a). Tiembla mater que tu hijo ha abierto un nuevo campo de batalla.
Besos y abrazos. Hasta muy pronto.